jueves, 16 de diciembre de 2010

Paisaje con árbol 2.0





Cada cuadro es un espejo introspectivo de mí mismo. Un autorretrato del subconsciente, muchas veces desconocido.

La sinceridad de un gesto, de una pincelada; de un raspado, de un color…, va más allá de la propia apariencia y experiencia comunicativa. Sin permitir al mensaje pasar por el filtro destructivo que es la estética superficial.

Esa sinceridad y la pureza se prueban cuando los componentes de un cuadro son nada más que un vómito de sentimientos. A ese juego de emociones se agarra un expresionismo matérico y lírico, basado en las contradicciones, en la ambigüedad y en la confusión, tratando de hacer poesía en cada cuadro.
Y sin faltas de ortografía.

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