El Mar, inmenso, cuya
calma absoluta amenaza al vacío,
se pierde en el horizonte
mano a mano con el cielo.
Sólo un mástil minúsculo
atado a un viejo casco que
refleja la luz roja del atardecer
destaca, allá, en la lejanía.
Podemos mirar allí, aquí…;
aquí y allí.
Y viajamos huéspedes de la mirada,
contaminada aún por ese mástil atado y rojo.
Cala Varques. 01-08 -2011
2 comentarios:
Aupa Victor,
ya te tengo aqui fichao,muy guapo todo
un saludo!
Sí, ya he visto lo de la expo, vaya pintaza , sois unos cracks!
un abrazo, que vaya bien!
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