(...)Cada cuadro es un espejo introspectivo de mí mismo. Un autorretrato del subconsciente, muchas veces desconocido. (...)
(...)La sinceridad de un gesto, de una pincelada; de un raspado, de un color…, va más allá de la propia apariencia y experiencia comunicativa. Sin permitir al mensaje pasar por el filtro destructivo que es la estética superficial.
Esa sinceridad y la pureza se prueban cuando los componentes de un cuadro son nada más que un vómito de sentimientos. A ese juego de emociones se agarra un expresionismo matérico y lírico, basado en las contradicciones, en la ambigüedad y en la confusión, tratando de hacer poesía en cada cuadro.
Y sin faltas de ortografía.
Victor Alba
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